¡Por favor! ¡Quédate en casa!

El COVID-19 es una enfermedad nueva, el organismo no cuenta con defensas desarrolladas para enfrentarla ni tampoco existe un medicamento específico para contrarrestarla. De manera que, como han dicho, varios médicos, por el momento, “la única vacuna es quedarse en casa”.

1. El covid-19 es muy contagioso.

Si bien, la tasa de mortalidad no es altísima, el virus se adquiere fácilmente y eso puede generar miles de infectados. Se cree que, por cada enfermo, se contagian, según las investigaciones, de dos a cuatro personas, aproximadamente.

2. Puedes ser portador aunque no tengas síntomas.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), está comprobado que alguien puede transmitir el virus sin saber que está enfermo. En otras palabras, mientras alguien anda bien galán afuera, sin síntomas, todo lo que toca o que entra en contacto con sus secreciones (saliva, mocos) queda contaminado.

3. Tú puedes ayudar a controlar el contagio.

En tu casa, puedes mantener a raya el virus desinfectando las superficies, lavándote las manos y estar al pendiente de tus hijos pequeños y padres; pero afuera no sabes quién está enfermo, qué está contaminado y qué no. Solo ponte a pensar en todo lo que tocamos al salir: puertas, agarraderos, chorros, la palma de las manos de otro cuando pagamos.

4. Actualmente no debemos salir a pasear ni hacer visitas familiares.

El que te manden a la casa, ya sea porque te suspendieron las clases o te dijeron en el trabajo que hicieras una pausa, no significa luz verde para andar en la calle. La OMS criticó hace unos días la poca seriedad con las que algunas personas se han tomado la enfermedad. Solo mira cómo se han disparado los casos en España en los últimos días y la situación en la que se encuentra Italia y lo que podría llegar a ser la situación en Ecuador.

5. Unos meses de aislamiento es igual a un futuro en compañía.

Es nuestro sacrificio presente para alcanzar un futuro al que nuestra imaginación nos proyecta. Un futuro de abrazos, de paseos, de salir con los amigos, de hacer viajes. Un futuro con el que soñamos y al que debemos dar un valor que a lo mejor no le otorgábamos al pasado, cuando pensábamos que esos abrazos, esos besos, esas carreras por el parque o esas salidas de fin de semana eran seguros. Los teníamos siempre y siempre los íbamos a tener.